Berretines de uvas negras,
De poetas y grandes locos,
En mesas sedientas de historias.
Añoranza de amores perdidos,
Que se agrandan al paso del tiempo,
Y se desangran en versos eternos.
Si la prosa no nace del viento,
Lleva escrita el alma de su mentor.
Un poeta no sabe de olvidos,
Escribe los versos que nunca han de morir.
Por la dicha que siempre fue esquiva,
Escribe esos versos para en ellos vivir.
Con la pluma del viejo maestro,
Nace el tango de una traición.
En mesas mugrientas de historias.
Tragedias de amores porteños,
Que se agrandan al paso del tiempo,
Y se desangran en versos eternos.
Si esos versos quedaron sin dueño,
Son legado de un terrible dolor.
Un poeta no sabe de olvidos,
Escribe los versos que nunca han de morir.
Por la dicha que siempre fue esquiva,
Escribe esos versos para en ellos vivir,
Para en ellos vivir…